31 dic 2018

DESFILE PROCESIONAL
EN LA NOCHE DE VIERNES SANTO


Fotos cedidas por Carlos Valentín Bernal



31 ene 2018

XV CERTAMEN FOTOGRÁFICO SOBRE LA FIGURA DEL JUDÍO DE BAENA

La Asociación Cultural de la Segunda Cuadrilla de Judíos de la Cola Blanca, con la colaboración de la Delegación del Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Baena y el patrocinio de la Fundación de la Caja Rural de Baena, convoca el XV Certamen fotográfico sobre el Judío de Baena, que se regirá por las siguientes

B A S E S

A.- Generales
1. Podrán participar todas las personas con nacionalidad o residencia española.
2. El tema versará sobre "El Judío de Baena".
3. Se otorgará un primer premio de doscientos euros (200,00 €) y un segundo de cien euros (100,00 €).
4. Las obras presentadas deberán ser originales y no haber sido premiadas en ningún otro certamen.
5. El envío y retirada de los trabajos que se presenten serán por cuenta del concursante, sin que corresponda reclamación alguna a esta Asociación por posibles extravíos y desperfectos que se puedan producir, tanto en el envío y retirada de los trabajos como durante el tiempo que éstos permanezcan expuestos o en poder de la Asociación.
6. El plazo de presentación de fotografías se abrirá al público 14 de febrero de 2018, Miércoles de Ceniza, y finalizará a las 12:00 horas del sábado 17 de marzo de 2018.
7. El fallo del jurado tendrá lugar el sábado 24 de marzo de 2018.
8. Con las fotografías seleccionadas se celebrará una exposición en la sede de esta Asociación durante la Semana Santa de 2018.
9. La entrega de premios se realizará en acto público que se celebrará en la sede de la Asociación, a las 14:30 horas del día 31 de marzo de 2018, Sábado Santo.
10. Los trabajos premiados y los que no sean retirados en el plazo de un mes desde la entrega de premios pasarán a ser propiedad de la Asociación.

 B.- Particulares
1. Las fotografías o composiciones podrán ser en blanco y negro o color, se presentarán en soporte de papel o digital, y su tamaño será de 20x25 cm (+-10%) y, en caso de formato digital, tendrán una resolución mínima de 300 ppp.
2. Los trabajos en papel se remitirán a la sede de esta Asociación sita en C/ Cardenal Herranz Casado, 26, 14850 de BAENA (Córdoba), o se entregarán en mano en la Heladería Salas (C/ Alcalde de la Moneda, 1). Llevarán un lema escrito en el reverso y cada autor las acompañará de un sobre cerrado con los lemas en el exterior; en su interior se especificarán los datos del autor con fotocopia del D.N.I. y teléfono de contacto.
3. Los trabajos digitales se enviarán por correo electrónico, con el número de teléfono del participante como asunto, a certamen@segundacoliblancos.org, requiriéndose la identificación caso de ser seleccionada para concursar. Cada fotografía llevará su nombre de archivo como lema.
4. El jurado calificador estará compuesto por dos personas entendidas en artes plásticas y una tercera designada por esta Asociación.

Descarga las bases AQUÍ.

30 oct 2017


La Hermandad del Cristo de la Sangre
SALUDA
y tiene el honor de invitarle a la Misa ofrecida por la
Restauración de la 
IMAGEN DEL
CRISTO DE LA SANGRE

que se celebrará el próximo sábado, 11 de noviembre,
a las 19,30 horas en la Parroquia de Ntra. Sra. de Guadalupe,
oficiada por el consiliario de la Hermandad,
Rvdo. D. Jesús Joaquín Corredor Caballero.

Anteriormente a la Misa, a las 18,30 horas, se celebrará una conferencia
impartida por el Restaurador D. Salvador Guzmán Moral
sobre dicha restauración.

JUDIOS COLIBLANCOS EN MAGNA VICENCIANA


Foto de los judíos coliblancos que portaron a santa María Luisa de Marillac
y de algunos asistentes a la Magna Vicenciana, 
que se celebró el domingo 22 de octubre en Baena.



21 mar 2017

Víacrucis con el P. Eduardo Sanz ocd









Aquí podemos escuchar el Víacrucis
que se celebró el pasado 4 de marzo
y que presidió el P. Eduardo Sanz ocd.

11 mar 2017

CARTEL SEMANA SANTA 2017


MENSAJE DEL PAPA PARA LA CUARESMA 2017

El Papa indica la Cuaresma
como tiempo oportuno de conversión
y recuerda la parábola de Lázaro.

"La Palabra es un don. El otro es un don"

El rico y Lázaro. Leandro Bassano. Venecia 1595

 “Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).


La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19- 31).

Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión.

1. El otro es un don La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21).

El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado. La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como alguien con una historia personal. Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016). Lázaro nos enseña que el otro es un don.

La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido.

La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico.

2. El pecado nos ciega La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico (cf. v. 19). Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica sólo como «rico». Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado. La púrpura, en efecto, era muy valiosa, más que la plata y el oro, y por eso estaba reservada a las divinidades (cf. Jr 10,9) y a los reyes (cf. Jc 8,26). La tela era de un lino especial que contribuía a dar al aspecto un carácter casi sagrado. Por tanto, la riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días: «Banqueteaba espléndidamente cada día» (v. 19).

En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia (cf. Homilía, 20 septiembre 2013). El apóstol Pablo dice que «la codicia es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico (cf. Exh. ap. Evangelii gaudium, 55).

En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz. La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia, en hacer ver a los demás lo que él se puede permitir. Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia (cf. ibíd., 62).
El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal. Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención.
El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación. Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).

3. La Palabra es un don El Evangelio del rico y el pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca. La liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática. El sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá.

Los dos personajes descubren de repente que «sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él» (1 Tm 6,7). También nuestra mirada se dirige al más allá, donde el rico mantiene un diálogo con Abraham, al que llama «padre» (Lc 16,24.27), demostrando que pertenece al pueblo de Dios.

Este aspecto hace que su vida sea todavía más contradictoria, ya que hasta ahora no se había dicho nada de su relación con Dios. En efecto, en su vida no había lugar para Dios, siendo él mismo su único dios. El rico sólo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y quiere que sea el pobre quien le alivie su sufrimiento con un poco de agua.

Los gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido que hacer y nunca realizó. Abraham, sin embargo, le explica: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces» (v. 25). En el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes. La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los cristianos.

En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen» (v. 29). Y, frente a la objeción del rico, añade: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto» (v. 31). De esta manera se descubre el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios.

Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor –que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador– nos muestra el camino a seguir.

Que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana.

Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua.

Vaticano, 18 de octubre de 2016 Fiesta de San Lucas Evangelista

FRANCISCO

Descarga este mensaje en pdf aquí.